vacaciones lilas
El acto comenzó con un oficio religioso que dirigió el Padre Romero a su manera particular, aunque a éste no asistió ni Negrinieves, ni Ramiro. Las desavenencias en lo que a cuestiones de fe se refiere de los primos con el cura son de sobra conocidas en todo el mundo mundial. Sin embargo cuando se trata de beber vino o fumar hierba las diferencias se disipan como el humo y se juran eterna amistad delante del mismísimo Belcebú.
Durante la celebración del acto religioso la Alquimista de los Sueños leyó una poesía, dedicada a Franziska, que había escrito en su último retiro espiritual en las islas Cíes, lo que provocó un llanto incontenible en la pobre Verónica de la Curva, Patricio y los catorce niños.
Terminado el acto religioso vino la hora de comer. Palmira, como buena señora de su casa, agasajó a los presentes con una rica empanada de vieiras casera, queso de tetilla y arroz de bogavante traídos directamente desde su tierra natal. Ramiro cortó jamón, chorizo y salchichón para todo el mundo y Verónica colaboró con unas botellas de vino dulce y un pastel de banana.
Después de saciar el hambre los asistentes pudieron disfrutar de Constante en su faceta de pinchadiscos, amenizando la velada con temas de Raphael y El Puma que hicieron bailar a los invitados de manera desenfrenada. Para alegría de todos los presentes, sobre todo de Negrinieves y Ramiro, Patricio elaboró un ponche de cava al que se había aficionado en su último viaje por la Costa Brava. Franziska se tomó una copita y se fue a dormir, para no alterar su costumbre de estar a las 22:37 horas en la cama. Carmelo y Mirta la siguieron cinco minutos después. Sin embargo el resto de invitados continuaron bebiendo y fumando hasta altas horas de la madrugada, desatándose entonces la locura general.
La CAFM (Comisión Anti Franziska Müller) intentó boicotear el acto con la intoxicación de los ponches, aunque la rápida intervención de Ramiro hizo que todo quedara en un susto. El primo preferido de Negrinieves, que ha pasado la mitad de su vida en los tugurios más infestos de la provincia de León, detectó rápidamente la sustancia contaminante: Lejía Conejo. Después de precintar la bebida y de expulsar de la fiesta a tan indeseables invitados, Ramiro, inmunizado ante cualquier ataque químico, terminó con todas las existencias de ponche mientras el resto de invitados daba buena cuenta de la bodega de la familia Müller.
Cuando el alcohol hizo efecto pudimos ver a Palmira con las bragas en la cabeza; Verónica y Patricio morreandose por los rincones mientras los catorce niños se tiraban por la barandilla de la escalera a modo de tobogán; Constante y Ramiro bailando el bimbó con unas banqueras polacas; Negrinieves tirándose desde lo alto de la mesa del comedor mientras los cuarenta socios del Club Filatélico la recogían en el aire; la Alquimista de los Sueños con una maceta en la cabeza cantando por Tino Casal mientras Padre Romero en tanga bailaba encima de un barril jaleado por su amigo el rubiales...
Al día siguiente la mismísima Franziska quedó horrorizada ante el estado tan lamentable en el que había quedado su propia casa y para no alterar su paz interior puso rumbo a Varadero donde ha pasado quince días rodeada de 27 mulatos, que le han hecho disfrutar de las mejores vacaciones que recuerda desde que tiene uso de razón.
Constante se marchó a Benidorm con su señora y cuñados; La Alquimista de los Sueños y Verónica de la Curva acabaron en el Monasterio de Veruela donde la primera ha escrito un nuevo poemario tenebroso y Verónica ha dado rienda suelta a su nueva afición por los hongos; Carmelo y Mirta han estado en Palma de Mallorca; Patricio y sus niños en las islas griegas; Negrinieves y Ramiro en algún lugar de los Monegros; Y Padre Romero... Padre Romero no sabemos donde se ha metido con su amigo el rubiales misterioso. Las malas lenguas dicen que pasada la media noche éste pone al cura mirando a Roma y que durante tales actos Padre Romero ve a Dios comiendo gachas. Todo un misterio.